La revolución digital causó a su vez una revolución tanto en la industria audiovisual como en la industria comunicativa. La aparición de nuevas formas de interpelar al espectador hizo que también se creara una revolución en el ámbito de la publicidad y el marketing.
A día de hoy, las marcas tienen convenios con empresas que, a la vez, tienen más convenios con otras empresas. Este modelo de negocio, sin una ley estipulada que lo controle, permite la compra y la venta de nuestros datos, estableciendo así la publicidad que les interesa para vender sus productos en base a nuestro comportamiento en Internet. Mediante algoritmos matemáticos consiguen sustituir al mítico vendedor del producto.
De este modo, las empresas conocen cuales son todos nuestros datos (fecha y lugar de nacimiento, lugar de residencia, edad...), nuestros gustos (qué tipo de música escuchamos, qué deportes nos gusta hacer u observar...), o nuestros hábitos cotidianos (cuando salimos de nuestra casa, cuando entramos en un bar, cuando salimos de trabajar, etc.). Se establece de este modo una clara invasión a nuestra privacidad personal.
La publicidad convencional está en decadencia y prácticamente desaparecida: ahora la publicidad es mucho más personalizada. En TV se va insertando en función de la temática de la emisora y en función de la hora en la que se emitan (en GolTV o en el descanso de un partido, se ven muchos anuncios de casas de apuestas, de cervezas o de diferentes marcas de coches). En Internet se aprecia a mayor escala la personalización de la publicidad, ya que desde un primer momento en el que accedemos a cualquier aplicación o a cualquier página, estamos siendo "vigilados'', es decir, que siguen nuestros pasos en la red para recopilar todos los datos posibles para que, posteriormente, se diseñen anuncios publicitarios en función de las búsquedas que hayamos realizado.
No obstante, pese al asedio que tenemos que vivir en el mundo virtual, la publicidad tiene más éxito en la televisión, de tal manera que es en ella donde más invierten las empresas. En cuanto a los tipos de publicidad más diferenciados en la TV, cabe destacar:
Esponsorización/Patrocinio: se intercala la publicidad durante el programa.
Barter/Baertering: se hace hueco a la publicidad en la parrilla del propio programa.
Brand Content: se integra la publicidad en la emisión.
Product Placement: se presenta dentro del programa, aunque mayoritariamente se suele ver en series.
Telepromoción: es el modelo más clásico y consiste en la promoción del producto a publicitar manteniendo una charla entre los presentadores y/o los colaboradores.
Sobreimpresiones: son mensajes publicitarios en la parte inferior de la pantalla (suelen darse en eventos deportivos).
Todos estos tipos de publicidad se pueden apreciar fácilmente en la manera de publicitar que se tiene en España, aunque no hay ninguno específico ni característico de cada cadena.
Aunque sí puede ver ese hábito en la manera de publicitar un producto en los distintos programas.
Como último, me gustaría incitar a una reflexión: ¿De verdad nos merece la pena tener Internet gratis y consumir TV a cambio de nuestra privacidad?
Yo creo que no.
Carlos de Colsa Inestal, 22/03/2019.
Carlos, la entrada está muy bien y se agradece la reflexión. Pero la idea es que te detuvieras en dos ejemplos concretos. 2,5/3