Al finalizar la temporada 94/95, la televisión se veía una media de 4 horas diarias, cuando los medios se lanzaron a la calle a preguntar a los españoles por sus hábitos de consumo, muchos respondían cosas como que mantenían la tv encendida todo el tiempo para sentirse acompañados, que tenían la costumbre de encenderla nada más llegar a casa y dejarla de fondo, había gran variedad de opiniones en cuanto a la calidad y oferta de contenido que en aquella época se podía disfrutar, pese a ello, la realidad televisiva en una España con mucha menos variedad de programación y de canales, era un mayor consumo que el actual.
En el video se plateaba la cuestión de ¿Porqué se ve cada vez más televisión? Y la respuesta se centraba en la mejora en cuanto a la calidad de contenido y la gran oferta que en aquellos momentos existía.
El panorama televisivo estaba liderado por La1 (27.6%), cuyas grandes apuestas eran programas de producción propia como Quién Sabe Dónde, ¿Qué Apostamos? o ¡Vaya Tele!
La 3 afrontaba en esos momentos las que había sido su mejor temporada, en la que se presentaba como la segunda opción más valorada por los espectadores (26%). Ofrecía entonces grandes éxitos como Lo que necesitas es amar, Genio y Figura o Cita con la vida, el programa presentado por Nieves Herrero.
Telecinco se enfrentaba sin duda a la temporada más dura de su historia, tras haber sufrido un cambio en el equipo, había quedado relegada a la tercer opción para los espectadores (18,2%). Entre su oferta destacaba Uno para todas, Una pareja feliz y karaoke.
El ranking lo cerraban las televisiones autonómicas que con un admirable (15,8%) destacaban en sus emisiones de informativos, las galas Inocente Inocente, Rompecabezotaso ¿Qué pasó con? Entre otras.
Es curioso cómo hoy, en 2019, el panorama ha cambiado tanto. Con un mayor número de canales, tener un 27,8% de share es casi impensable excepto para un partido de fútbol o una emisión especial concreta.
La1 perdió su preciado liderazgo hace años y ahora se encuentra en tercera posición, consiguiendo un escueto 9,6% este febrero. También cambia la oferta, entre la que hoy destacan Cuéntame cómo pasó o MasterChef como las grandes apuestas del prime time, o los informativos como fuente identitaria de la cadena.
Antena3 sigue siendo la segunda opción, y cierra febrero con una media de 13,2% de share. Entre los programas más vistos de la cadena destacaríamos La ruleta de la suerte, ¡BOOM! O el Hormiguero 3.0 entre otros.
Uno de los cambios más grandes si comparamos los datos de 1995 con los de 2019 es que Telecinco intercambia posiciones con La1, y queda como la cadena más vista, con un 14,6% de share medio en febrero. De entre sus programas más vistos podemos destacar El programa de Ana Rosa, Sálvame Naranja, o GH Duo entre otros.
En cuanto a las televisiones de pago, en 1995, canal + se presentaba como la única opción en el territorio nacional, con una gran oferta de contenido que iba desde el cine hasta el deporte pasando por la música, los espectáculos e incluso la pornografía. En la actualidad, si bien podemos decir que Canal + (ahora Moviestar +) sigue siendo líder de las cadenas de pago, también hay que añadir que ahora comparte terreno con las televisiones de otras compañías telefónicas como Orange y Vodafone. Las tres cadenas renuevan precios y oferta cada año para competir de una manera más cercana entre ellas por los suscriptores.
Si nos centramos en los contenidos que triunfaba en 1995, la respuesta es clara: la ficción. Las series eran el contenido más visto en los hogares españoles, las razones que daban los ciudadanos coincidían sobre todo en que el motivo por el que las veían era especialmente que trataban temas cotidianos, `de la calle´, que eran series que transmitían ternura, humanidad, comicidad, lágrimas… todo muy bien dosificado y que la base de estas series se centraba en la credibilidad, eran acontecimientos verosímiles para la población.
En el catálogo de series españolas, podíamos encontrar Farmacia de guardia, Pepa y Pepe, La Regenta o Casa para dos.
Pero sin duda, el bombazo del momento fue Médico de familia. Las tramas de médicos siempre han sido un acierto en nuestro país, al igual que las desventuras familiares, y cuando juntas las dos, tienes una receta de éxito segura como es Médico de familia. La serie triunfó también gracias al equipo, a la realidad que transmite, a que la población se identificaba con los personajes, a que recuperaba la comedia sentimental…
Es duro ver que ahora las series españolas solo triunfan si van de la mano del gigante norteamericano Netflix. Si bien es cierto que desde que la plataforma aterrizó en España, hace unos años, el consumo de ficción por parte de los españoles ha crecido exponencialmente, y que la compañía ha apostado ya por varias series españolas como Las chicas del cable, La casa de papel o Élite entre otras, también es cierto que ahora parece que si una serie española no se emite en la plataforma ya no obtiene buenas cifras de audiencia, se emita en la cadena que se emita o en el horario que sea.
El sello Netflix se ha convertido en sinónimo de calidad y aquella serie que no lo tiene es tachada de deficiente sin darle una oportunidad. Es entendible que la población, esencialmente los jóvenes, prefieran utilizar este tipo de plataformas VOD antes que ver la televisión convencional, ya que la libertad que te ofrecen de poder ver lo que quieras y cuando quieras, siempre que tengas un dispositivo con acceso a internet, dista mucho de la atadura del mando a distancia en el sofá de casa para ver la televisión convencional, en la que tienes que soportar media hora de nuncios por cada veinte minutos de programa.
Definitivamente Netflix ha cambiado la forma en la que hoy entendemos y disfrutamos la tv, el momento familiar de estar todos reunidos en el salón viendo la programación que otros eligen para nosotros, intercalada con grandes dosis de publicidad, ha sido sustituido por la lejanía de cada uno en su cuarto, con su dispositivo, viendo lo que quiere. Se acabaron las discusiones por el mando o la programación.
Si bien es cierto que en estos 24 años la televisión ha cambiado mucho, tanto en la manera de verla, como en los contenidos que ofrece, hay cosas que no han cambiado; una de ellas es la manera de medir la audiencia. Para entenderlo hay que remontarse al año 1993, cuando la empresa Kantar Media instauró la medición de audiencias televisivas que todavía hoy persiste. El sistema es sencillo: 4.625 audímetros se encuentran repartidos por todo el territorio español en determinados hogares. Ellos son los que, de forma anónima, determinan las cifras de share. Este método, si bien eficaz, resulta bastante poco realista en la medición de la audiencia, debido a la pequeña muestra de población que se estudiaba, ya que no era representativa. Tal como apunta el informe anual de Barlovento Comunicación, en 2017 creció desde los 233 de 2016 hasta los 240 minutos por persona y día, tras cuatro años de descenso en el visionado diario. Sin embargo, la realidad es que el concepto “invitados” ha influido para que esto suceda. Y es que, desde 2018 los audímetros no sólo contabilizan a los miembros de la familia que ven la televisión con este aparato en su casa, sino que pueden incluir hasta a nueve personas más. Por eso al haber más público también aumenta el consumo y el share.
Según este método, aquellos espectadores ocasionales que acuden a casa de alguien para ver la televisión, sin ser miembros de la unidad familiar, también forman parte representativa de la muestra. Antes no existían. Por eso, aquellos formatos que tradicionalmente se ven en grupo (partidos de fútbol, Eurovisión, etc.) ya pueden ser valorables con mayor exactitud.
Para finalizar esta entrada, me gustaría hacer una pequeña reflexión en relación con la publicidad en la tv, si bien esta siempre ha sido fuente de sustento para la televisión privada, parece más bien que ahora la televisión solo está para mostrar publicidad. ¿Hoy en día se hace televisión para emitir publicidad o para emitir contenido?
Lorena Arévalo Alonso
Perdón, no te califiqué. 2,5/3
Lorena, felicidades por tu entrada: el contenido está trabajado. Planteas un recorrido histórico, una comparativa con la actualidad, amén de la reflexión final.
El título debería ser más clarificador. No sabemos de qué vas a hablar. Además, hay una elipsis en la información. Dices: "... en el vídeo se hablaba...". Aclara a qué vídeo de refieres. Tus lectores no son adivinos.
Es una pena el desacierto en la puntuación, especialmente en el primer párrafo. Por favor, cuida este aspecto. Es fundamental.